La miel es el alimento que producen las abejas pecoreadoras a partir del néctar de las flores, concretamente de las partes vivas de las plantas, y que estas posteriormente se encargan de transformar en miel para después almacenarlo en las celdillas de los panales dejando que maduren para el posterior consumo por parte de la colonia.
Desde tiempos inmemoriales, vemos que la miel ha sido una compañera inseparable del ser humano y lo sigue siendo en nuestros días. El ejemplo más claro lo encontramos en la civilización egipcia, que le rendían prácticamente pleitesía, ya que consideraban que provenía de las lágrimas del dios Ra. Con esta, los egipcios alimentaban a sus hijos y además la utilizaban como conservante de la carne cuando hacían largos viajes. Era tal la veneración por la miel, que en 1922 cuando se descubrió la tumba del faraón tutankamon se encontraron vasijas con miel.
Otro ejemplo histórico de la importancia de la miel la podemos encontrar en el Imperio Romano donde este producto formaba parte de la dieta de las legiones.
Y sin irse a tierras tan lejanas, encontramos que la apicultura en Galicia tuvo su máxima presencia previa entrada del azúcar, periodo durante el cual, la miel era muy apreciada por su poder endulzante y conocidas propiedades medicinales.
En el histórico Catastro de Ensenada de los años 1752-1753 se contabilizaron para Galicia un total de 366.339 colmenas tradicionales, conocidos como trobos o cortizos, hechos con corteza de alcornoque principalmente y que todavía a día de hoy se conservan en muchos lugares. Esto nos permite entender la importancia de la apicultura en Galica ya desde la antigüedad.
Otra construcción típica de asentamientos apícolas o colmenares, son conocidos con los nombres de cortín, albar, abellariza, albiza o albariza que tienen una forma ovalada, circular y rara vez cuadrangular, formada por muros de piedras de la zona, con el fin de proteger las colmenas y dificultar la entrada de animales, principalmente osos en las zonas de Lugo y Ourense. Algunas de estas construcciones todavía permanecen visibles y en algunos casos todavía utilizables por los apicultores, en muchas áreas de montaña, sobre todo en las sierras orientales de Ancares y Caurel, en la sierra del Suido, etc.
Durante esa época en Galicia, el comercio de la miel se limitaba a las romerías locales de carácter otoñal, al ser la miel de producción estacional y sólo de una cosecha al año. A día de hoy, el consumo de miel se ha incrementado, y se consume a lo largo del año y como acompañante de otros alimentos.
El pionero de la apicultura moderna en Galicia, aparece en el año 1880 de la mano del párroco de Argozón (Chantada, Lugo), Don Benigno Ledo, quien instala la primera colmena movilista y después de algunos años, construye la primera colmena para la multiplicación por división, cría de reinas, etc, a la que denominó colmena-vivero. Este sistema, con sus actualizaciones modernas, es el origen de la apicultura actual.
Acreditativo de su importancia para la apicultura, no solo gallega sino también española, basta decir que en el libro de Roma Fábrega, sobre la materia se cita que el primer español con colmenas movilistas fue el gallego “cura de las abejas”, Don Benigno Ledo.
El primer trabajo sobre apicultura publicado en Galicia corresponde, posiblemente, a D. Ramón Pimentel Méndez (1893), con su Manual de Apicultura escrito expresamente para los apicultores gallegos.
El gran auge de la apicultura moderna no comienza hasta 1980, fecha en la que, gracias a la labor de las asociaciones de productores (Asociacion Galega de Apicultores, AGA) tienen lugar las primeras modificaciones sustanciales en los conocimientos de los apicultores y en el sistema tradicional de explotación apícola. El elemento principal de este cambio es el trasiego de colonias de abejas, de colmenas fijistas a colmenas movilistas.
Actualmente, Galicia es una de las regiones más importantes del mundo tanto por la cantidad de miel que se produce como la calidad de la misma.